El acabado quemado natural refleja el impacto directo del fuego sobre la superficie metálica, dejando patrones únicos que varían entre tonos oscuros y cobrizos. Esta reacción genera un aspecto rústico y auténtico que preserva el carácter crudo del material trabajado. Las marcas del calor aportan profundidad visual y un toque de naturalidad espontánea que destaca la intervención artesanal.